Alcántara
Procede este apellido de un caballero castellano que sirvió al Rey Don Fernando II de León, en la primera reconquista de la villa de Alcántara, de la provincia de Cáceres, en 1166.
Tanto se distinguió el aludido caballero en aquella memorable acción, que su Monarca le autorizó para que tomara por armas las mismas de la villa con una ligera variante, que después señalaremos, y usara el nombre de ella por apellido.
Descendientes del fundador del linaje crearon casas solariegas en las villas de Atienza, de la provincia de Guadalajara; de Riaza, provincia de Segovia; de Melgar de Fernamental, provincia de Burgos; en otros lugares de la provincia de Toledo, y en Cabra, provincia de Córdoba. Más tarde acabó de extenderse por España el apellido, y pasó a América.
Juan de Alcántara Portocarrero Muñoz Murillo, natural de Cabra, que ingresó en la Orden de Calatrava en 1698.
Diego de Alcántara fue arquitecto español del tiempo de Don Felipe II, siendo discípulo de Herrera, a quien ayudó en las obras el Monasterio de El Escorial, y dirigió las reparaciones de la Catedral de Toledo (1585), la construcción del Palacio de Aranjuez y la de la Iglesia y claustro de Uclés.
Domingo de Alcántara, que nació en la villa de este nombre a fines del siglo XVI, fue escritor místico. Se cree que perteneció a la Orden de los Capuchinos. En varias bibliotecas se conservan manuscritos suyos.
Juan de Alcántara, escultor sevillano, trabajó de 1537 a 1538 en las casas capitulares de la Catedral.
Pedro de Alcántara y Zúñiga y Juan de Alcántara y Melgarejo ingresaron en la Orden de Jerusalén en 1732 y 1736, respectivamente.
Juan de Alcántara, vecino de Maqueda (Toledo); Francisco de Alcántara, vecino de las Casillas, jurisdicción de Berlanga (Soria), y Diego de Alcántara, vecino de Atienza (Guadalajara), probaron su nobleza en la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid en los años de 1526, 1549 y 1567, respectivamente.
Ante la Real Chancillería de Granada litigaron su nobleza: Diego de Alcántara, vecino de Puerta, en 1609; Juan de Alcántara, vecino de Montiel (Ciudad Real), en 1510; Juan Manuel Alcántara, vecino de Ugíjar (Granada), en 1820; Pedro Alcántara, vecino de Antequera (Málaga), en 1783; Pedro de Alcántara, vecino de Montiel, en 1510; Francisco Alcántara Leiva, vecino de Cabra (Córdoba), en 1691, y Pedro Alcántara Pérez de Meca, vecino de Lorca (Murcia), en 1774.
Armas
La villa de Alcántara trae: En campo de plata, un magnífico puente de piedra con una torrecilla en el centro y sobre ondas de río.
El caballero fundador del apellido, que tomó dichas armas por autorización del Rey Don Fernando II de León, las modificó al hacerlas suyas, poniendo sobre el puente ocho torrecillas.
Poco después de esa conquista de la villa de Alcántara por Don Fernando II de León, volvieron a apoderarse de ella los moros, permaneciendo en su poder hasta el año de 1214, en que el Rey Don Alfonso VIII la volvió a ganar definitivamente.
Entonces los del linaje Alcántara cambiaron de armas, y comenzaron a usar las siguientes, que son las que siguen ostentando: En campo de oro, una cruz floreteada, de la Orden de Alcántara de sinople. Bordura de gules, con ocho torrecillas de plata.
Según el Cronista Jorge de Montemayor, las anteriores armas usaron también los de Toledo.
Miguel de Salazar dice que hay una rama de Alcántara que trae estas otras armas: En campo de plata, un león rampante de su color.
Jorge de Montemayor asegura también que otra rama ostenta un escudo de oro, con un roble de sinople.
Otros, según Agustín de Loaysa: En campo de gules, un roble.
Según el Cronista Francisco Gómez Arévalo de Villafufre, la casa solar de Obregón (Cantabria), desde donde pasaron a Ubeda (Jaén), usan: Escudo partido: 1º, en campo de oro, una cruz vana de Calatrava de gules, y 2º, en campo de oro, cinco bandas de gules. Bordura de azur, con siete flores de lis de oro.